Bodegas El Monte

Bodegas El Monte nació con la pasión por crear vinos de calidad que reflejan la tradición y autenticidad de nuestra tierra. Desde nuestros inicios, hemos combinado métodos artesanales con innovación, respetando los procesos que dan vida a vinos únicos y de carácter inigualable. A lo largo de los años, Bodegas El Monte ha mantenido su compromiso con la excelencia, seleccionando cuidadosamente cada uva y supervisando cada etapa de la producción para garantizar vinos que capturan la esencia de nuestra región. Hoy, seguimos creciendo y evolucionando, pero siempre fieles a nuestras raíces.

¡Descubre la historia y tradición de Bodegas El Monte en cada copa!

Nuestra Historia

Antonio López López funda Bodegas El Monte en el año 1994. La Bodega está enclavada frente al Lagar del Monte que data del siglo XVI.  Bodegas El Monte nace del matrimonio de Antonio López López con Doña Francisca de Paula Cuenca Ojeda y es una continuación del Lagar de los Naranjos, que es propiedad de la familia López. 

La unión de este matrimonio también aporta el vínculo de la marca Cebolla, por parte los Cuenca. Es un tándem especial en el que Don Antonio López López, bajo los escudos López – Cuenca, crea los cimientos de Bodegas El Monte siendo una de las Bodegas pioneras hoy en día en Moriles en toda su actividad. En este aspecto, hay que destacar que la primera marca comercial que llega al mercado procedente de Moriles son Fino Cebolla y Fino Los Naranjos en Rama. Asimismo, el primer salón de celebraciones que hay en una Bodega de crianza biológica en Moriles es el de Bodegas El Monte. Igualmente, la primera actividad de enoturismo que se desarrolla en el pueblo es la de El Monte e incluso hasta llegar a desembarcar en el mercado exterior llegando hasta Japón. 

Bodegas El Monte se crea con el afán de ser una de las Bodegas en crianza biológica mejor adaptadas de la zona. Tal es así que está configurada para tal, ya que toda su estructura está bajando de una colina. La bodega de crianza biológica se encuentra bajo el nivel del suelo y el viñedo en altura. Aquí se produce algo que caracteriza mucho a la Bodega, que es que el viñedo y bodega están en conjunto por y para la elaboración de un vino de calidad excepcional. Así, la viña está en mayor altura aprovechando la colina y por ende mejores condiciones para alcanzar mejor calidad y la bodega de crianza ubicada en el centro del Lagar, en desnivel para tener la crianza biológica en condiciones óptimas de su desarrollo ideal, bajo el nivel del mar.

 

Generaciones

Don Juan Ramón López Fernández llega en 1918 al Lagar de los Naranjos como casero, para quedarse con la gestión y administración del Lagar y hasta tal punto que la dueña del mismo se lo deja en herencia a él y a su hijo. Posteriormente, Don Juan Ramón López Fernández – que era una persona muy valorada y con una reputación a nivel local y provincial de alto prestigio – se convierte en una persona muy importante en la época porque llega hasta mediar con marqueses y con personas de una jerarquía alta en cuanto a problemas con los labradores, etc. Y le deben mucho la gente de la zona.
Tras él, en 1950 hereda el Lagar Don Francisco López Ortiz, más conocido como Frasquito López quien decide continuar con la hegemonía e importancia del Lagar de los Naranjos en cuanto al vino que se refiere. Se dota a Los Naranjos de un Lagar de molturación (con la industria y maquinaria que había en la época) y se hace una bodega de almacenamiento de vinos de tinaja para unas 50.000 arrobas. Algo de forma particular y fuera totalmente de lo común. Es él quien hace una vendimia de una 20.000 o 30.000 arrobas anuales y este vino de cosecha (de tinaja) siempre se vendía a otras bodegas grandes de la zona, que tenían mucho prestigio y que apreciaban los vinos de Moriles Alto de calidad.

Es Antonio López López, entre 1970 y 1980, quien ve que si la Bodega hacía una materia prima que se vendían a otras bodegas, que ese vino se vendía con un margen comercial mucho más alto y además ganan prestigioso, quien se empieza a preguntar por qué no es él capaz de hacerlo como algo propio. En este tramo en el tiempo es cuando se crea una bodega de crianza biológica en el Lagar de los Naranjos, con sus peculiaridades y con idiosincrasia de Francisco López Ortiz. Este era una persona muy recta. La Bodega que se realiza en Los Naranjos es muy característica porque solamente había una entrada y una salida por una única puerta, porque Francisco López Ortiz no le gustaba que hubiera puertas por donde él no viese quién entraba y quién salía. Otra característica peculiar era que el techo de la Bodega no podía ser más alto que un almendro que había allí y otras cuestiones. Esto hacía ver que Don Francisco López Ortiz no era proactivo a esa actividad que él no había mandado. Él quería su vino de tinaja, lo hacía, lo vendía y hasta el año que viene.
Es por tanto Antonio López López el que se involucra en este aspecto, y se crea una demanda del vino hasta tal punto que se llama Fino Los Naranjos porque la gente solo sabía decir que iba a por vino a Los Naranjos. Era un vino que se crea en la época, un vino de pueblo, con unas características ideales para copear y alternar y saliéndose un poco de lo normal pero llevando una línea estándar. Sí es verdad que Antonio López López en 1975 compra a Don José María Ruiz Mateos en Chiclana de la Frontera una partida de 180 botas y estas botas venían envinadas en manzanilla. Entonces al montar estas botas y al nutrirlas con Moriles Alto durante tanto tiempo, el veía que había un desarrollo en la crianza biológica tan óptimo, que en lugar de ir vendiendo lo que las mejores botas daban, lo iba injertando en otras. Para crear una crianza biológica estable por encima de la media normal que había en la zona.
Es en ese momento tan crítico el que hace plantearse a Antonio López López cómo sacar un vino al mercado con las características que estaba desarrollando. Entonces en el bautizo de su cuarto hijo el día 2 de enero del 1993 junto a unos familiares empiezan a buscar un vino para el bautizo en estas botas y todos coinciden en que es un vino tan ideal como el Cebolla que había por los años 50, que pertenecía a la familia de la mujer de Antonio López López. Entonces Antonio decide preguntarle a su mujer Francisca de Paula Cuenca Ojeda ponerle este nombre al vino y lanzarlo en bautizo de su cuarto hijo. Y así es hasta el día de hoy que se crean las dos marcas más Premium de la Bodega: Fino Los Naranjos y Fino Cebolla.

Bodegas El Monte es una bodega que comienza prácticamente de cero, ya que el grueso se nutre en Los Naranjos. En 1992, Antonio López López tenía ya cuatro hijos y Francisco López Ortiz debía partir su patrimonio y es Antonio quien le dice de quedarse vendiendo vino. Francisco siendo un poco enemigo de esa actividad lo decide mandar al Lagar El Monte, para que empezara a vender vino de manera particular y a menos escala de lo que había en Los Naranjos porque aquello iba a ser heredado por Francisco López López (hermano de Antonio).
Antonio López López propone a su hermano asociarse y al no llegar a un acuerdo decide subir al Lagar del Monte. Él tenía un arrendamiento de olivos y tras una buena cosecha vendida y no renovar su contrato de arrendamiento y que había conseguido un buen trabajo de agricultor; en lugar de ir al Lagar del Monte y quedarse con el dinero, lo invierte en hacer una bodega de crianza biológica que es la que a día de hoy guarda los vinos que se elaboran en Bodegas El Monte. Se empieza en 1992 a hacer una nave de crianza biológica y una estructura de Bodega que termina en el año 1994 y es cuando se constituye Bodegas El Monte S.L.
En septiembre de 2016, Antonio López Cuenca se hace con la gerencia de Bodegas El Monte. En aquel tiempo sigue siendo una Bodega pionera en lo que a grandes vinos en el mercado se refiere, teniendo una gran aceptación en el consumo local y con una reputación muy notable. Es la cuarta generación la que con comunicación y con la elaboración de vinos de forma más cualitativa la que da este paso. La prioridad del equipo que hoy en día regenta Bodegas El Monte es un personal y un equipo de trabajo cualificado, muy involucrado con la filosofía de intentar conseguir al máximo transmitir la experiencia que intenta tener Bodegas El Monte desde las albarizas de Moriles Alto. Desarrolla actividades enoturísticas desde 2016 hasta el día de hoy con una valoración de 4,9 sobre 5 para Google, que es principal motor de búsqueda.
Bodegas El Monte está exportando a Japón. Ha conseguido medalla en los principales certámenes de vino a nivel mundial, ha conseguido menciones como la máxima puntuación de España en concursos a nivel internacional. Está desarrollando una línea de packaging y comunicación de la Bodega de manera que el cliente no tiene más que entrar a Bodegas El Monte y con una botella de vino se hace a la idea de lo que es la Bodega. Todo ello es muy importante el comunicar y avanzar tecnológicamente pero no menos importante es el contacto y la sapiencia de cómo se desarrolla el campo, la viña y poder plasmarlo en una botella de vino. tings.

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